sábado, 24 de septiembre de 2011

Y sin embargo, te volví a sentir.

Te conocí entre ese loco cabello rizado y negro, sonrisa inocente y ojos brillantes. Te disfruté, disfruté y disfruté tanto hasta que comencé a sufrirte una y otra vez, cuando te fuiste, me dejaste con ganas de más... era un simple adolescente sin llenadera alguna. Sufrí demasiado por esas ganas de volver a verte, tenerte y disfrutarte, te sufrí tanto que te busqué en lugares en donde nunca ibas a estar para mí.

Cuando pensé que no volvería a verte nunca, volviste para quedarte otros cuatro meses, meses que me provocaron un miedo impresionante a aferrarme a ti a tal grado que me destrozara tu partida, me retiré y no te volví a ver en mucho tiempo, a pesar de que mi arrepentimiento me llevó a buscarte mil veces en todos los rincones y de nueva cuenta, te sufrí.

Esta vez pensé que te había enfurecido tanto al irme, que me habías abandonado para siempre, pero de nuevo me sorprendiste, asomándote con esos ojos grandes y brillantes y ese modo de hablar tan propio y correcto. Lástima que te tuvieras que ir tan rápido en ese momento, pensé que no te volvería a ver (Otra vez) y casi muero de solo pensarlo.

Me dio gusto verte otra vez, después de cuatro meses de estar derrotado al pensar en tu ausencia. Me dio gusto verte en tu look de pelirroja y con tu sonrisa perfecta, con tus labios suaves y tu piel aterciopelada y blanca, con tus ojos pequeños, pero profundos y llenos de inteligencia, con un irónico y sarcástico modo de ser, tan parecido a mí.

Esta vez tu partida, que convirtió tu estancia en algo muy breve, no me hizo sufrir tanto como antes... ¡No, no pienses que es porque no te quiero o no te extraño! Es porque con este poco tiempo me has mostrado que por más que te vayas, siempre vas a volver a asomarte. Gracias por dejarme sentirte de nuevo con la confianza de que te volveré a ver. Gracias por todas las cosas que me has enseñado, por enseñarme a comer, caminar, hablar, mirar, pensar, creer, ¡Vivir!

Si, mi estimado lector, estoy hablándole al amor... y te estoy hablando a ti también, por que a tu modo, también eres amor, porque comes, respiras, bebes, hablas, miras ¡AMAS!

Tienes tus historias, así como yo tengo las mías. Has aprendido tus lecciones, así como yo he aprendido las mías. Sabes vivir a tu modo, ser tú y el consejo más grande que te podré dar en toda tu vida es: ¡No dejes que nadie te haga creer que has perdido esa capacidad para amar, para aprender y PARA VIVIR! porque sea lo que sea lo que te agobia... Mírate, ¡Estás vivo! Dime, ¿Porqué no has de sonreír?

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La fábula del tigre (Entrada anterior)


Había una vez, un cachorro tigre que jugaba con las otras crías a cazar aves. Jugaban muy felizmente, nuestro tigre estrella era el más ágil, el mejor de todos, podía atrapar muchísimas aves al vuelo. Cuando de repente, tratando de atrapar un águila, cayó a un pequeño, pero empedrado barranco y se rompió una pata, su madre, corriendo, fue a su rescate, llevándolo así a un lugar seguro entre la manada. Debido a su pata rota, el pequeño tigre no podía seguir jugando con sus amigos, fue tanto el tiempo lastimado y tanto el tiempo con el dolor, que el tigre creció sin poder moverse, por miedo a que le doliera.

Cuando era pequeño, era fácil para su madre llevarlo cada vez que cambiaban de lugar en la manada, pero cuando creció, ya nadie lo podía cargar, era un tigre pesadísimo. La manada decidió dejarlo morir y el tigre, cuando vio a su gente alejándose, se dejó a sí mismo caer en la tierra.

Pasó días, casi semanas, comiendo lo poco que se le llegaba a acercar, cosas pequeñas, muriendo de hambre y sed, poco a poco, hasta que un día, un mono le comenzó a lanzar cocos, riéndose muchísimo, le parecía divertido ver cómo podía estar molestando al tigre sin que éste se molestara ni siquiera un poquito en moverse. Hasta que uno de esos cocos alcanzó la pata que el tigre creía lastimada. El tigre se imaginó tanto dolor que rugió fuertísimo y se levantó de golpe, brincando directo hacia el mono, quien huyó despavorido hacia la copa del árbol.

Un tucán, que miraba la escena, divertido, le dijo al tigre: -Oye, tigre ¿Te has dado cuenta que el brinco espléndido que acabas de hacer hacia el mono, lo hiciste con la pata que tenías lastimada?
El tigre, al darse cuenta de esto, rugió del susto y se tiró al piso, revisando su pata, preocupado. El tucán bajó del árbol y empezó a examinar la pata del tigre, moviéndola hasta demostrarle que la pata estuvo sana desde hace mucho tiempo. El tigre, al darse cuenta de esto, reflexionó que había dejado ir a su manada por miedo a sentir un dolor que ya no existía, se levantó y agradeciendo al tucán, salió disparado a buscar a su manada, en el camino encontró comida y agua, lo cual lo hizo más fuerte. Cuando por fin encontró a su manada, su madre, orgullosa, lo recibió con muchísimo cariño, igual que la manada, quien de verdad lo extrañaba. Y pues, nada, el tigre continuó su ciclo vital, enseñándole a sus hijos la fuerte lección.

El miedo a sentir dolor es tan absurdo como pensar que las heridas no sanarán jamás.

Te escribo desde la oscuridad.


“Para mí fuiste más que otra persona cruzando la puerta de mi vida, más que un ocaso convertido en la oscuridad desde donde ahora te escribo. No fuiste sólo esa chica a la que conocí unos cuantos días, que podría olvidar; esa chica sin derecho de antigüedad. Fuiste más que una puerta abierta con cadena sobrepuesta. Más que un beso de despedida.

Desde que te conocí, supe que la vida todavía crea cosas que valen la pena, que te devuelven la esperanza, la admiración hacia alguien más. Dicen que si no hay admiración, no pasa de la amistad, pero nunca me imaginé que sobrepasaría los límites del amor en tanto tiempo. Después de ti, ahora todo me ha parecido superfluo, tonto, sin significado mayor que una simple persona entrando en mi vida y saliendo como el paso de las estaciones.

No fuiste tiempo, no fuiste espacio; fuiste vida…”

Después de volver a arrugar la carta, a falta de palabras para describir lo que sentía, el escritor fue a la terraza a pensar y tomar otro trago. Desesperado, tomó el pesado bolígrafo hecho con oro y lo lanzó lo más lejos que pudo, rompiendo así la ventana de una casa cruzando la calle.

Sintiéndose como un idiota, fue en seguida a tocar a la casa de la vecina para disculparse. Al abrirse la puerta, apareció ella… Una chica de un bastante simpático parecer, cabello chino, baja estatura y una sonrisa amable. Extendió su pequeña mano, devolviéndole el bolígrafo al acabado hombre. –Ay, vecino, debe tener más cuidado cuando descarga su ira, pudo haber herido a alguien.- Dijo la señorita con su tierna, pero a la vez madura voz. Muy apenado, el escritor respondió: -De verdad, estoy muy apen… - Interrumpido por la mano de la señorita y una invitación a tomar un café, guardó silencio y entró a la casa.

-Mi nombre es Martha, me acabo de mudar, como podrá haberse dado cuenta, ¿Cuál es su nombre? – Preguntó la pequeña mujercita, era la primera vez que el escritor estaba cerca de una mujer y no sentía deseos de besarla, aunque la mujer era bastante bella. -¡Dios, soy un grosero! Disculpe, me presento: Mi nombre es Alejandro, soy escritor y cineasta, justo hace unos minutos estaba escribiendo un poema, pero la frustración me obligó a que su ventana sufriera las consecuencias, lo siento muchísimo.

-No se preocupe por la ventana, nadie duerme ahí y no es un cuarto muy habitado.- Dijo sonriendo, tranquilamente. –Dígame, señor Alejandro ¿Le pasa algo? Lo veo bastante apachurrado, no creo que sea su poema lo que lo tiene así.- En ese momento, el escritor sintió una confianza absoluta, como si esa chica fuera su hermana, sintió una conexión bastante agradable, pero no una conexión sexual, ni amorosa; Era algo mucho más profundo, pareciera que estuviera hablando con su hermana.

Calentando sus manos en la taza de café y mirando los acabados al estilo barroco de esa bella sala donde se encontraba sentado, decidióse a empezar a contar todo.

-Hace unos cuántos años fue cuando ésta oleada de frustración excesiva comenzó, le parecerá tonto, pero así fue. Hace aproximadamente tres años, conocí en un rodaje a una chica que cambió mi vida para siempre, se llamaba Liliana, una chica espectacularmente inteligente, bella, creativa y parecida a mí. Cuando la conocí, pareciera que estaba hablando con una versión femenina y delicada de mí mismo, teníamos los mismos gustos, pensamientos y nuestro amor por el arte hizo más fuerte nuestro lazo. Salimos un par de veces, usted sabe, lo normal: Un café, ida al parque, tienda de música, cantamos sentados en una banca con mi siempre amada guitarra, a la que me gusta llamar con el nombre de “Janis”. Sus besos eran como ir al cielo y regresar a la tierra al mismo tiempo, sin dolor. Pero, como usted sabrá, ella se fue tan rápido como llegó, pero sin el mismo esfuerzo que yo puse para poder tener la oportunidad de estar con ella.
Interrumpiéndolo, pelando los ojos, con mucha atención, Martha preguntó: -¿Le duele su partida?- La pregunta al escritor le parecía de lo más  absurda e innecesaria, sin embargo, asintió con la cabeza, con las manos intentando arrancarse el cabello y con un nudo en la garganta. –Después de ella pasaron muchas mujeres, todas equivocadas, ninguna suficiente, todo en vano, desde que se fue, no he podido volver a encontrar la paz e inspiración, siento como si ya no estuviera vivo, me duele demasiado.- Repentinamente, la chica tiró el café accidentalmente sobre las piernas del escritor, estaba tan caliente que el hombre soltó un grito ensordecedor y se levantó. El ardor era tanto que el escritor terminó desmayándose, exageradamente.

A la mañana siguiente despertó sin pantalones en el sillón, lo primero que vio al voltear a su izquierda fue a 
Martha secando sus pantalones y riéndose muchísimo de lo que había pasado. –No le encuentro lo gracioso, señorita ¡Dios, qué pena, estoy sin pantalones en su casa!- Dijo Alex, asustado. –No se preocupe, no hay nada demasiado desagradable que ver.- Dijo Martha, aun riéndose, pero sin coquetear, bien raro. –Ahí en el sillón hay un pantalón deportivo que dejó un ex novio hace mucho, póngaselo, es lo único en esta casa que le podría quedar a semejante balagardo como usted.- Sin pensar, Alex se vistió, sintiéndose más en confianza, no estaba con alguien con quien fuera a tener algo pasional, era como estar con su hermana o con un amigo.
-Del uno al diez, Alex, dime cuánto te dolió esa quemadura. Perdón, soy una grosera ¿Te molesta si te tuteo? 

Ya te vi en ropa interior, de todos modos, supongo que ya hay confianza.- Alex, soltando una carcajada dijo: -Si, no te preocupes, si me dejas tutearte también. Pues me dolió como en un seis.- Dijo Alex, haciéndose el macho –Te desmayaste… -Bueno, un nueve- Dijo, apenado. -¿Por qué la pregunta?- Dijo Alex, sorprendido. –Fácil, porque el dolor es una forma de indicarte que estás vivo, anoche me dijiste que te dolía demasiado la partida de Liliana, así que no se me ocurrió otra forma de decírtelo que quemándote con el café. Por cierto, fue intencional, disculpa.- Dijo ella, con serenidad. Alex no sabía cómo responder, ella tenía toda la razón, era impresionante. –Creo, mi estimado amigo, que has vivido muchísimo tiempo pensando en el pasado de una manera errónea, viviendo un luto que debió haberse convertido en lección para seguir adelante. Inconscientemente estás esperando que ella vuelva, como siendo invocada por tu dolor. Esperas que todo cambie, pero no haces realmente nada más que quejarte y hacerte a víctima, no haces que las cosas cambien, no das oportunidad.

-¿Pero cómo puedo hacer que cambien, si no hay nadie como ella?- Dijo neciamente el hombre. –Dejando de esperar que llegue alguien como ella y empezar a confiar en que llegará alguien con quien vas a estar mejor. Te contaré una historia, espera.- Salió corriendo de la sala y subió a la biblioteca, regresó con un libro pequeño que contenía historias para niños. -¿Historias para niños? ¿Eso en qué me va a ayudar? –Las historias para niños son escritas por adultos, por escritores como tú, Alex, escritores con la intención de enseñar algo.- Dijo ella, con cierta lógica que Alex no podía entender. –Cállate y escucha.- Dijo, antes de que Alex pudiera articular cualquier palabra y se dispuso a leer en voz alta:

“Había una vez, un cachorro tigre que jugaba con las otras crías a cazar aves. Jugaban muy felizmente, nuestro tigre estrella era el más ágil, el mejor de todos, podía atrapar muchísimas aves al vuelo. Cuando de repente, tratando de atrapar un águila, cayó a un pequeño, pero empedrado barranco y se rompió una pata, su madre, corriendo, fue a su rescate, llevándolo así a un lugar seguro entre la manada. Debido a su pata rota, el pequeño tigre no podía seguir jugando con sus amigos, fue tanto el tiempo lastimado y tanto el tiempo con el dolor, que el tigre creció sin poder moverse, por miedo a que le doliera.

Cuando era pequeño, era fácil para su madre llevarlo cada vez que cambiaban de lugar en la manada, pero cuando creció, ya nadie lo podía cargar, era un tigre pesadísimo. La manada decidió dejarlo morir y el tigre, cuando vio a su gente alejándose, se dejó a sí mismo caer en la tierra.

Pasó días, casi semanas, comiendo lo poco que se le llegaba a acercar, cosas pequeñas, muriendo de hambre y sed, poco a poco, hasta que un día, un mono le comenzó a lanzar cocos, riéndose muchísimo, le parecía divertido ver cómo podía estar molestando al tigre sin que éste se molestara ni siquiera un poquito en moverse. Hasta que uno de esos cocos alcanzó la pata que el tigre creía lastimada. El tigre se imaginó tanto dolor que rugió fuertísimo y se levantó de golpe, brincando directo hacia el mono, quien huyó despavorido hacia la copa del árbol.

Un tucán, que miraba la escena, divertido, le dijo al tigre: -Oye, tigre ¿Te has dado cuenta que el brinco espléndido que acabas de hacer hacia el mono, lo hiciste con la pata que tenías lastimada?
El tigre, al darse cuenta de esto, rugió del susto y se tiró al piso, revisando su pata, preocupado. El tucán bajó del árbol y empezó a examinar la pata del tigre, moviéndola hasta demostrarle que la pata estuvo sana desde hace mucho tiempo. El tigre, al darse cuenta de esto, reflexionó que había dejado ir a su manada por miedo a sentir un dolor que ya no existía, se levantó y agradeciendo al tucán, salió disparado a buscar a su manada, en el camino encontró comida y agua, lo cual lo hizo más fuerte. Cuando por fin encontró a su manada, su madre, orgullosa, lo recibió con muchísimo cariño, igual que la manada, quien de verdad lo extrañaba…”

-Y pues, el resto, como tú dirías, mi estimado Alex: El resto, es historia- Dijo Martha, mirándome con la ternura con la que te mira una hermana mayor.

Y pues el resto, mis queridos lectores, es historia.
Firma, con mucho cariño: Alex.

martes, 19 de julio de 2011

Cartas del corazón y el cerebro.

Cerebro y corazón.
7- Junio- 2011.
Querido amigo:
Hoy tengo una cita importante, por fin seremos felices, después de tanto tiempo, ahora sí estoy haciendo muy bien mi trabajo, ella es como nosotros, piensa igual y en el fondo tiene la misma intensidad. Debes ser paciente, es posible que te quite un poco de banda ancha, ya sabes cómo es el asunto.
Ella conoce cada detalle de nosotros, cada cosa que tú registras y yo siento, es simplemente hermoso, ¡Estoy muy emocionado!
Tuyo, tu compañero de siempre, El corazón.

7-Junio- 2011.
Mi queridísimo y sangrón compañero, debes tener muchísimo cuidado con lo que metes a este proyecto, estás llevándote muchísimo la banda ancha, no me dejas monitorear el asunto, tómate las cosas con calma, por favor, necesitamos precisión para esto, llevamos mucho tiempo esperándolo y no debemos cometer errores.
No creas todas las promesas, las dice debido a que siente la misma emoción que tú, no sabes si es factible.
Ten mucho cuidado, atentamente: El cerebro.
-
28. Junio- 2011.
Amigo,  estoy muy feliz, lo hemos logrado, tenemos todo, omitiendo un poco el asunto de que está confundida, pero eso se le quitará.
Ese beso fue lo más hermoso del mundo, ¿O me dirás que no lo fue? En fin, la veremos este fin de semana, estoy muy emocionado.
Me ha prometido media vida, eso nadie puede dejar de cumplirlo…
-Corazón.
28- Junio. 2011
Dios, eres un idiota, deja de hacer tus dramas y por favor permíteme trabajar para solucionar esto, quiero que dejes ese ordenador en este momento, míranos, estamos en la cama en posición fetal.
-No quiero más errores, imbécil. Cerebro.
9- Julio- 2011
Querido cerebro:
Ya he cometido muchísimos errores garrafales, no te permito trabajar. Pensé que esto iba a tener éxito, lo creí tan fervientemente que simplemente olvidé que no estaba disponible, te hice decir cosas que no debimos decir y pues la perdimos para siempre, a pesar de tu idea enorme de dejarme llevarme todo lo registrado en ti para dárselo a ella.
Creo que no te soy de buena ayuda, así que cuando leas esto, ya estaré muy lejos… Espero que puedas hacer bien tu trabajo de ahora en adelante.
-Tu amigo, el corazón.
19- Julio- 2011.
Querido amigo Corazón:
Eres un estúpido, pero te necesito ahora, ya que este texto  es una basura si no estás tú aquí para darme la inspiración.
Te extraño.
Vuelve, tu amigo el cerebro.

sábado, 14 de mayo de 2011

Crónica de el Sr. Terapeuta.

Me encontraba en mi consultorio mirando a la ventana tranquilamente, tomando un café y jugando con una moneda que portaba en mi mano, esperando a mi siguiente consultante. Había ya tenido una fuerte jornada y me encontraba un poco cansado; sin embargo, esperaba con ansias a esa consultante, sabía que tenía algo especial y quería descubrirlo.

Me senté a esperar ahora leyendo una revista de música. Una vez entrado en la nota sobre la supuesta muerte de Paul Mcartney, mi molesto timbre chilló haciendome brincar terriblemente del susto. Respiré profundamente, ya que ese chillido horrible era el que me había tenido tan estresado todo el día, era un chillido realmente estrepitoso, agudo, sin armonía; sonaba como una maldita urraca  gritandome al oído todo el tiempo.

Bajé a recibir a mi consultante. Una bella chica delgada, con sonrisa perfecta y un cabello muy rizado, color castaño y ojos verdes. -Buenas tardes, Dr. Maxwell, mi nombre es Renata.- Me dijo la chica, anonadado por su belleza y haciendo un gran esfuerzo por que no lo notara, cambié mi expresión y dije: -Muy buenos días, Renata, llegas un poco tarde, pero en esta ciudad está dificil moverse, no te preocupes por eso, ¡Pasa, ponte muy cómoda, que tenemos dos horas!

Renata y yo nos acomodamos en nuestros respectivos lugares, ella en el traicional diván de un terapeuta, siempre he sido muy tradicionalista en cuanto a la imagen, es muy divertido. Yo me acomodé en mi silla y hubo mucho silencio durante 10 minutos, yo admiraba sus facciones, cada detalle; mientras ella miraba el consultorio con una expresión divertida, como que entendía mi sentido del humor.

Me pidió que quitara la música de fondo, ya que se distraía muy facil, obedecí y en seguida le pregunté el porqué de su consulta. -Tuve una dolorosa ruptura con mi pareja y fué mía la culpa, el mundo se me acaba, doctor, ¡Ayúdeme a recuperarlo!- Este tema me pareció divertido y solté una risita que disimulé con tos.

-Cuénteme ¿De cuanto tiempo fué esta relación, porqué terminó?- Pregunté. -Estuvimos juntos durante año y medio, nunca lo supe valorar y ahora siento que se me va el alma con el, hice algo atroz que realmente no le quiero contar a usted, solo dígame cómo lo puedo recuperar.

-Está bien, Renata, me imagino tu dolor y frustración, me parece muy normal que te sientas culpable, si no, no serías humana. Está muy bien que reconozcas tus errores y noto que eres muy amorosa, pero te tendré que decir la cruda verdad: Cuando una relación se termina, se convierte en algo muy parecido a una mariposa, si a la mariposa la persigues, se irá volando lejos; pero si la dejas volar, hay probabilidad de que en cualquier momento se vuelva a parar en tu mano y si no lo hace, otra mariposa lo hará.- Dije con toda seriedad.

-Pero él era único, nunca voy a encontrar a nadie igual, doctor.- Me dijo ella desesperadamente, con lágrimas en esos bellos ojos verdes, casi arrancandose sus hermosos rizos extremadamente alborotados, realmente quería ayudarle. -En la vida nunca vas a encontrar a dos personas iguales entre sí, pero sí a otras más convenientes y adecuadas para tí, la gente cambia constantemente, la vida los obliga a cambiar, ¡Pero no te preocupes, a la larga o corta, cada cambio siempre es para bien, por más oscuro que parezca! Es por eso que nada ni nadie es ni te va a ser para siempre.- Le respondí.

Ella me miraba como pidiendome ayuda a gritos y al mismo tiempo maldiciéndome por lo que le acababa de decir. Pero también ese odio que sentía por mí era porque sabía que le estaba diciendo la verdad. -No quiero cambiar, quiero mi vida como era con él de vuelta, no es justo.- Me dijo llorando y rechazando los pañuelos que le ofrecía a falta de la posibilidad de abrazarla y decirle que yo estaba ahí.

Le dije que la vida nunca es justa, que sólo es vida y cambia, le dije que el lugar de la víctima siempre es muy cómoso y siempre se espera recibir todo de todos, pero no le es posible moverse por sí misma, le dije que el mundo está lleno de gente que la podría hacer feliz y que al mismo tiempo iba a estar triste después de cada despedida, también le dije que después de cada profunda tristeza, siempre hay una fuerte y radiante felicidad, ya que el cambio está realizado; pero no le dije que esa felicidad podía ser yo.

Ella me miró furiosa al ver que no le iba a decir cómo recuperar a su hombre y en vez de eso le dije que saliera a vivir y que cerrara su ciclo y que regresar con él iba a ser como leer un  libro cuyo final ya conoce. -Lo siento, doctor, usted no me está diciendo nada nuevo, todos los terapeutas que he visto me han dicho lo mismo, creo que esto no sirve.- Me dijo Renata, desilusionada, le pregunté si ya había intentado hacer lo que tanto le habían repetido... Me dijo que no.

-Entonces ¿Cómo puede saber si lo que le hemos dicho tantas veces funciona, si usted no lo ha intentado siquiera? Aveces la gente pide consejos, porque sabe lo que tiene que hacer, pero prefiere que le sigan teniendo lástima y consiguiendo las cosas por el modo fácil. Yo ya no puedo ayudarle más, señorita F... Renata, le deseo mucha suerte y que pueda encontrar su camino.

Ella, arrepentida por la forma en que me habló y miró, me dijo: -Lo siento, doctor, yo sé que usted tiene razón, pero tengo mucho miedo de seguir, no estoy lista aún, tengo que retirarme, aquí está lo que le debo.-

-No me debe nada, la consulta fué gratis por ser la primera.- Respondí un poco desilusionado y la acompañé a la puerta, se despidió y me dió un abrazo que nunca debió de haberme dado, ahora estoy contando esto, ya que mi subconciente no me deja en paz en las noches. Pero eso no importa, un terapeuta nunca debe involucrarse sentimentalmente con una consultante.

(Este texto es un poco ficticio, cualquier parecido con la realidad, debe reflexionarse seriamente)

La vida está llena de cambios y caídas, pero también de oportunidades y cosas pequeñas que nos pueden cambiar el ánimo de golpe, cada caída es una oportunidad para levantarse, siempre que sientas tristeza, aprovecha las pequeñas cosas que pueden sacarte una sonrisa.

La única vez que no te podrás levantar, es la muerte, así que aprovecha cada oportunidad y recuerda que el simple hecho de vivir, es una razón para sonreir.

Con cariño, el Dr. Maxwell. ¡Nah! Con cariño, su amigo, Alex Peñaloza.




jueves, 3 de marzo de 2011

Un día más en el país de las maravillas.

Hoy hemos todos amanecido asombrados con los cambios que ha logrado nuestro gran y cumplidor gobierno, grandes cambios, me deja perplejo el sólo darme cuenta que en tan sólo un sexenio, nuestro presidente ha logrado convertir nuestro país en un gran campo de batalla y una gran carnicería donde se ven muertos por todas partes, todos los días. También hemos visto cómo hace grandes números de ilusionismo, distrayendo al pueblo aprovechando los chismes y tonterías que causan gran polémica en nuestra sociedad, para cometer otro delito y sacar una nueva ley para someternos aún más.
También se merece un aplauso nuestro gobierno por ser extraordinario aboliendo la libertad de expresión, esa forma magistral de callar a Aristegui por pedir una explicación sin hacer ninguna acusación, entre tal vez muchas otras cosas que yo desconozco, no me quiero jactar de ser un experto en el tema.
Pero lo que esta mañana me ha hecho “aplaudir” ha sido nuestro sistema de justicia que además de ser exageradamente impresentable y demostrarnos que la “lucha contra el crimen” de Fe. Cal. Está llena de “presuntos culpables” si, así es, muchachos, hablaremos sobre “presunto culpable” otra vez.
Hoy, me enteré de el gran acto de censura que se cometió con dicho documental, al intentar suspender la película gracias a que la juez 12 de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, Blanca Lobo Domínguez, de otorgó una suspensión provisional que ordena el retiro temporal de la película, como resultado de un amparo promovido por Víctor Daniel Reyes Bravo, testigo que acusa falsamente al protagonista, alegando que “La película daña su imagen”.
Este cobarde acto me dejó tan indignado que no lo podía creer, hasta que leí que al parecer, no tuvieron suficiente precisión en la demanda y la RTC no tiene el poder para quitar la película de cartelera, sin embargo, siguen intentando “suspenderla temporalmente”.
Díganme, amigos, si esto se permite, ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Cuánto tendremos que aguantar para que quedemos como Egipto? Cuando nuestro querido presidente nos encarcele a todos acusándonos de narcotráfico, ¿Nosotros qué estaremos permitiendo?
No veo lejos el día en el que regrese la edad media, cuando el ACTA nos prohíba subir cualquier cosa a internet, ayudándose con los “derechos de autor”, mientras nos censuran las películas que contienen hechos verídicos y nos encarcelan por simple gusto (cosa que ya pasa).
No sé ustedes, pero yo ya estoy harto de que mi familia sea sólo un instrumento más para enriquecer a gordos e inútiles políticos, y la gente sea sólo un juguete para un policía poco preparado que no sabe leer ni escribir, que simplemente te arresta porque “te pareces”, el cambio, no lo va a hacer nadie más que nosotros, si el gobierno no te ayuda, haz el cambio tú mismo, escribiendo, manifestándote, cantando.
Con esto me despido, aclarando que lo escrito aquí es sólo mi opinión, y tristemente no me pude informar más sobre el tema como para saber exactamente lo que pasó, pero hago lo mejor que puedo.
Gracias por leer, si tienen algo que agregar, tu opinión es importante.

domingo, 27 de febrero de 2011

Presunto culpable, y otras groserías del sistema.

Hoy fui al cine y vi este documental llamado “presunto  culpable”, es la historia de un muchacho que trabaja en un mercado del Distrito Federal, que es acusado de homicidio sin ningún tipo de pruebas más que un testigo pazguato. Éste documental nos muestra cómo es nuestro sistema de justicia: Nada más y nada menos que una vil tómbola, con la que eligen, en vez de investigar, al “culpable” en dicho delito.
Nos muestra lo impresentables que son los jueces, el secretario de seguridad pública y el ministerio, además de los jueces y los abogados fiscales. Un país en el que tienes que probar a toda costa tu inocencia a toda costa, en vez de que tengan que probar tu culpabilidad. En la película el muchacho (El Toño) logra mostrar todas las pruebas que muestran su inocencia y se graba cada interrogatorio, sin embargo, el juez decide sentenciarlo a 20 años en prisión, sin tomar en cuenta absolutamente nada más que su santa y asquerosa voluntad.
Ésta película te dejará tal impotencia y rabia que querrás salir a gritar a los cuatro vientos lo injusto que es nuestro sistema, como también te dejará rabia y desesperanza al ver que terminando el documental y empezando los créditos, la gente se levanta atacada de la risa preocupada porque su equipo de fútbol va a jugar, o si teresa se está muriendo en el hospital por ser una hembra mala, tomándose la gravedad del asunto como un simple chiste.
No puedo creer que de verdad la gente se preocupe tanto por su telenovela cuando el 97% de las personas en prisión son inocentes, que haya gente ofendida porque nos dicen cosas en Inglaterra, mientras Acapulco y muchos otros estados son totalmente inhabitables por tanto narcotráfico, que la gente siga traumada con el “juayderito”, pero pocos son los que se dan cuenta de que nuestro presidente ha osado censurar a una periodista por dar su opinión, además de muchas desgracias más.
Si nosotros no podemos mirar en lo que estamos fallando, que estamos dejando que gente sin preparación tenga el poder, que estamos pensando en puras cosas irrelevantes, en vez de pensar en lo que tenemos que pensar, estimados lectores, será  imposible que podamos hacer un cambio.
¿Hasta cuándo piensas permitir esto? Solo tú lo decides, toma conciencia y pon tu granito de arena para que esto sea mejor, si el gobierno no te piensa ayudar, muévete.

domingo, 13 de febrero de 2011

El multifacético

El Multifacético.

¿Alguna vez has peleado con alguien y recibido el comentario “Gracias por enseñarme al verdadero Mengano que todos me decían que eres”? Yo sí, y me hace pensar mucho sobre el tema. Veámoslo de este modo: En el momento en el que conoces a una persona, tratas de mostrarle una parte buena de ti mismo, con el tiempo vas tomando más confianza y empiezas a ser más tú, y la otra persona se sorprende al ver en ti talentos que nunca se hubiera imaginado, pero también conocerá defectos que nunca se hubiera imaginado en ti. Es ahí cuando uno decide si es capaz de soportar esos momentos bipolares que tienes y esa soberbia que tal vez tengas, y tomarte tal y como eres o simplemente decirte “pensé que eras tierno” e irse.

Pero ¿Porqué llamarlo doble cara? ¿Porqué es algo malo mostrarte al verdadero yo?  Es normal querer dar una buena impresión, pero es imposible, incluso absurdo, mantener esa impresión por siempre, porque tarde o temprano saldrá el señor defecto a recordarte que no eres todo ternura, los demás tendremos todo el derecho de decidir si queremos tomarte como eres o irnos, y quien se queda, no vale la pena más que el que se fue, ni viceversa, sino todo lo contrario, valen igual, porque todos somos iguales en virtud, pero tenemos diferentes virtudes.

Siempre es bueno mirarse a uno mismo y darse cuenta de su propia ignorancia y su propia necedad, y se logra solamente cuestionando y encontrando el hambre de más y más verdad.

Veamos la vida como una patineta: Cuando empiezas a subirte a la tabla, siempre quieres aprender a hacer más cosas, pero al principio te da miedo, aunque después te da un hambre de seguir siendo cada vez mejor y cada vez vas superándote a ti mismo, no lo haces para opacar a nadie, sólo porque te encanta la adrenalina de estar en el aire esperando tocar el piso con la tabla en los pies. Cuando caes de sentón después  de intentar un truco, el sentimiento es una gran satisfacción porque en ese momento sabes que el dolor que sientes, significa que estás a menos de tres intentos de lograrlo, y cuando lo logras quieres lograr más. Cuando te lanzas de tu primera rampa, te vas de sentón contra el piso y ahí encuentras el amor a lo que haces en el golpe, después cuando menos te das cuenta ya estás en la cima de una mega rampa en los x-games, tú dime ¿Te sería suficiente? A mí no, sinceramente, creo que en el momento que piensas que ya nadie es capaz de superarte y ya no tienes nada que aprender de nadie, ese es el momento de renunciar y dedicarte a otra cosa.

¿En qué tiene que ver todo esto de la alegoría de la patineta con el ser dos caras? ¡En todo! La vida está llena de cambios, que sólo significan que estamos creciendo, encontrando al verdadero yo, porque solo se encuentra experimentando con tu propia persona. Pero no te confundas, que el verdadero yo, es como la verdad según Sócrates: Es provisional.

Siempre estamos en un constante cambio, y por eso también hay que tener cuidado con no perder nuestra esencia pretendiendo ser alguien que realmente no somos, porque el nombre que tenemos lo tenemos por algo, aunque sea el nombre de nuestro padre o madre, según la numerología, nuestro nombre es lo que nos forma la personalidad (en palabras muy simples).

Nunca temas ser tu mismo, nunca trates de ser alguien más para encajar, porque en ese lugar en el que tienes que cambiar para encajar, nunca vas a ser aceptado. Vale más la pena y te hace ver mejor, estar con quienes realmente te ven como eres y con todo y tus defectos, te toman y te dan un lugar en su corazón.

Nunca finjas ser otra persona, porque esa y no otra es la verdadera definición de “el multifacético”.
El último día de mi vida.
Por Alejandro Peñaloza Durán.

El último día de mi vida, no estoy seguro cuando llegará, no sé si es hoy, mañana, o tal vez en tres años o cincuenta años, lo único que tengo seguro en la vida es que ese día llegará. Y si alguien me dijera que realmente éste es el último día de mi vida, no dudaría en salir y agradecerle a mis padres el regalo gigantesco que me dieron, la vida misma. Porque aunque hayan sido buenos o malos padres, hubo problemas y discusiones, el darme algo más que la vida, tan sólo es un lujo.

Saldría a la calle y pasaría el día en mi lugar favorito, con mis personas favoritas, en mi hogar movible, en donde están las personas que me hacen feliz y me extrañan, ese día tomaría mi guitarra, y le cantaría a la vida. Escribiría la historia más bizarra del universo, me haría mil preguntas y seguiría amando la sabiduría. Seguiría aprendiendo hasta que ya no pueda más, haría un video despidiéndome, honrando la vida y mandaría una carta a todos y cada uno de los que han sido importantes para mí.

Pero, ¿Realmente sería el último día de mi existencia? Dicen que todo lo que tiene nombre existe, ¿Quién demuestra que cuando mueres no naces al mismo tiempo? ¿Cómo sé si aún me falta por aprender lo que tengo que aprender? ¿Cómo sé si realmente cumplí mi misión en esta vida? Y si hay más de las mismas, ¿Cómo sé si son infinitas, o todavía me falta vivir otras personalidades?

Si muero mañana, sé que estaré bien, porque creo fervientemente que después de haberme ido, mi recuerdo estará en alguien, realmente no desapareceré, y el espíritu continúa aprendiendo. Antes estaba asustado de la muerte, solía pensar que era el fin, pero eso era antes, ya no lo estoy porque sé que mi alma seguirá latente.

Pero, lo más importante, es vivir cada día y cada momento como si fuera el último, porque vale más VIVIR 17 años que TENER 25 años. Porque tener 17 años vividos con todo el amor y todas las ganas y con todo orgullo, es ser mayor que aquel que acaba de cumplir 25 años porque no le ha tocado morir.

El último día de mi vida, no me arrepentiría de nada, sólo reconocería lo que fue, y sabría que el que tiene el 100% de responsabilidad en todo lo que pasa en mi vida, soy sólo yo. Tranquilo, no confundas responsabilidad con culpa, la culpa no es relevante, lo hecho está hecho, y no se puede deshacer, por más que te lamentes, por más que te arrepientas, el hecho ahí está y tú decides lo que harás al respecto.

El último día de mi vida, no perdonaría a nadie, no por orgullo, sino por humildad, porque siempre he considerado el perdón como un acto de soberbia, ya que no somos nadie para perdonar, ninguno es más que otro, todos somos igual de ignorantes, igual de imperfectos, aunque de diferentes maneras. Los defectos hacen perfecto al ser humano, y no hay persona más perfecta que la que se acepta y se ama como es y no necesita aparentar ser nadie para hacerse notar.

El último día de mi vida, abriré de nuevo este texto, y lloraré de alegría al ver la vida por última vez.
Pero lo más importante, el último día de mi vida, lo viviría.