Me encontraba en mi consultorio mirando a la ventana tranquilamente, tomando un café y jugando con una moneda que portaba en mi mano, esperando a mi siguiente consultante. Había ya tenido una fuerte jornada y me encontraba un poco cansado; sin embargo, esperaba con ansias a esa consultante, sabía que tenía algo especial y quería descubrirlo.
Me senté a esperar ahora leyendo una revista de música. Una vez entrado en la nota sobre la supuesta muerte de Paul Mcartney, mi molesto timbre chilló haciendome brincar terriblemente del susto. Respiré profundamente, ya que ese chillido horrible era el que me había tenido tan estresado todo el día, era un chillido realmente estrepitoso, agudo, sin armonía; sonaba como una maldita urraca gritandome al oído todo el tiempo.
Bajé a recibir a mi consultante. Una bella chica delgada, con sonrisa perfecta y un cabello muy rizado, color castaño y ojos verdes. -Buenas tardes, Dr. Maxwell, mi nombre es Renata.- Me dijo la chica, anonadado por su belleza y haciendo un gran esfuerzo por que no lo notara, cambié mi expresión y dije: -Muy buenos días, Renata, llegas un poco tarde, pero en esta ciudad está dificil moverse, no te preocupes por eso, ¡Pasa, ponte muy cómoda, que tenemos dos horas!
Renata y yo nos acomodamos en nuestros respectivos lugares, ella en el traicional diván de un terapeuta, siempre he sido muy tradicionalista en cuanto a la imagen, es muy divertido. Yo me acomodé en mi silla y hubo mucho silencio durante 10 minutos, yo admiraba sus facciones, cada detalle; mientras ella miraba el consultorio con una expresión divertida, como que entendía mi sentido del humor.
Me pidió que quitara la música de fondo, ya que se distraía muy facil, obedecí y en seguida le pregunté el porqué de su consulta. -Tuve una dolorosa ruptura con mi pareja y fué mía la culpa, el mundo se me acaba, doctor, ¡Ayúdeme a recuperarlo!- Este tema me pareció divertido y solté una risita que disimulé con tos.
-Cuénteme ¿De cuanto tiempo fué esta relación, porqué terminó?- Pregunté. -Estuvimos juntos durante año y medio, nunca lo supe valorar y ahora siento que se me va el alma con el, hice algo atroz que realmente no le quiero contar a usted, solo dígame cómo lo puedo recuperar.
-Está bien, Renata, me imagino tu dolor y frustración, me parece muy normal que te sientas culpable, si no, no serías humana. Está muy bien que reconozcas tus errores y noto que eres muy amorosa, pero te tendré que decir la cruda verdad: Cuando una relación se termina, se convierte en algo muy parecido a una mariposa, si a la mariposa la persigues, se irá volando lejos; pero si la dejas volar, hay probabilidad de que en cualquier momento se vuelva a parar en tu mano y si no lo hace, otra mariposa lo hará.- Dije con toda seriedad.
-Pero él era único, nunca voy a encontrar a nadie igual, doctor.- Me dijo ella desesperadamente, con lágrimas en esos bellos ojos verdes, casi arrancandose sus hermosos rizos extremadamente alborotados, realmente quería ayudarle. -En la vida nunca vas a encontrar a dos personas iguales entre sí, pero sí a otras más convenientes y adecuadas para tí, la gente cambia constantemente, la vida los obliga a cambiar, ¡Pero no te preocupes, a la larga o corta, cada cambio siempre es para bien, por más oscuro que parezca! Es por eso que nada ni nadie es ni te va a ser para siempre.- Le respondí.
Ella me miraba como pidiendome ayuda a gritos y al mismo tiempo maldiciéndome por lo que le acababa de decir. Pero también ese odio que sentía por mí era porque sabía que le estaba diciendo la verdad. -No quiero cambiar, quiero mi vida como era con él de vuelta, no es justo.- Me dijo llorando y rechazando los pañuelos que le ofrecía a falta de la posibilidad de abrazarla y decirle que yo estaba ahí.
Le dije que la vida nunca es justa, que sólo es vida y cambia, le dije que el lugar de la víctima siempre es muy cómoso y siempre se espera recibir todo de todos, pero no le es posible moverse por sí misma, le dije que el mundo está lleno de gente que la podría hacer feliz y que al mismo tiempo iba a estar triste después de cada despedida, también le dije que después de cada profunda tristeza, siempre hay una fuerte y radiante felicidad, ya que el cambio está realizado; pero no le dije que esa felicidad podía ser yo.
Ella me miró furiosa al ver que no le iba a decir cómo recuperar a su hombre y en vez de eso le dije que saliera a vivir y que cerrara su ciclo y que regresar con él iba a ser como leer un libro cuyo final ya conoce. -Lo siento, doctor, usted no me está diciendo nada nuevo, todos los terapeutas que he visto me han dicho lo mismo, creo que esto no sirve.- Me dijo Renata, desilusionada, le pregunté si ya había intentado hacer lo que tanto le habían repetido... Me dijo que no.
-Entonces ¿Cómo puede saber si lo que le hemos dicho tantas veces funciona, si usted no lo ha intentado siquiera? Aveces la gente pide consejos, porque sabe lo que tiene que hacer, pero prefiere que le sigan teniendo lástima y consiguiendo las cosas por el modo fácil. Yo ya no puedo ayudarle más, señorita F... Renata, le deseo mucha suerte y que pueda encontrar su camino.
Ella, arrepentida por la forma en que me habló y miró, me dijo: -Lo siento, doctor, yo sé que usted tiene razón, pero tengo mucho miedo de seguir, no estoy lista aún, tengo que retirarme, aquí está lo que le debo.-
-No me debe nada, la consulta fué gratis por ser la primera.- Respondí un poco desilusionado y la acompañé a la puerta, se despidió y me dió un abrazo que nunca debió de haberme dado, ahora estoy contando esto, ya que mi subconciente no me deja en paz en las noches. Pero eso no importa, un terapeuta nunca debe involucrarse sentimentalmente con una consultante.
(Este texto es un poco ficticio, cualquier parecido con la realidad, debe reflexionarse seriamente)
La vida está llena de cambios y caídas, pero también de oportunidades y cosas pequeñas que nos pueden cambiar el ánimo de golpe, cada caída es una oportunidad para levantarse, siempre que sientas tristeza, aprovecha las pequeñas cosas que pueden sacarte una sonrisa.
La única vez que no te podrás levantar, es la muerte, así que aprovecha cada oportunidad y recuerda que el simple hecho de vivir, es una razón para sonreir.
Con cariño, el Dr. Maxwell. ¡Nah! Con cariño, su amigo, Alex Peñaloza.
Me senté a esperar ahora leyendo una revista de música. Una vez entrado en la nota sobre la supuesta muerte de Paul Mcartney, mi molesto timbre chilló haciendome brincar terriblemente del susto. Respiré profundamente, ya que ese chillido horrible era el que me había tenido tan estresado todo el día, era un chillido realmente estrepitoso, agudo, sin armonía; sonaba como una maldita urraca gritandome al oído todo el tiempo.
Bajé a recibir a mi consultante. Una bella chica delgada, con sonrisa perfecta y un cabello muy rizado, color castaño y ojos verdes. -Buenas tardes, Dr. Maxwell, mi nombre es Renata.- Me dijo la chica, anonadado por su belleza y haciendo un gran esfuerzo por que no lo notara, cambié mi expresión y dije: -Muy buenos días, Renata, llegas un poco tarde, pero en esta ciudad está dificil moverse, no te preocupes por eso, ¡Pasa, ponte muy cómoda, que tenemos dos horas!
Renata y yo nos acomodamos en nuestros respectivos lugares, ella en el traicional diván de un terapeuta, siempre he sido muy tradicionalista en cuanto a la imagen, es muy divertido. Yo me acomodé en mi silla y hubo mucho silencio durante 10 minutos, yo admiraba sus facciones, cada detalle; mientras ella miraba el consultorio con una expresión divertida, como que entendía mi sentido del humor.
Me pidió que quitara la música de fondo, ya que se distraía muy facil, obedecí y en seguida le pregunté el porqué de su consulta. -Tuve una dolorosa ruptura con mi pareja y fué mía la culpa, el mundo se me acaba, doctor, ¡Ayúdeme a recuperarlo!- Este tema me pareció divertido y solté una risita que disimulé con tos.
-Cuénteme ¿De cuanto tiempo fué esta relación, porqué terminó?- Pregunté. -Estuvimos juntos durante año y medio, nunca lo supe valorar y ahora siento que se me va el alma con el, hice algo atroz que realmente no le quiero contar a usted, solo dígame cómo lo puedo recuperar.
-Está bien, Renata, me imagino tu dolor y frustración, me parece muy normal que te sientas culpable, si no, no serías humana. Está muy bien que reconozcas tus errores y noto que eres muy amorosa, pero te tendré que decir la cruda verdad: Cuando una relación se termina, se convierte en algo muy parecido a una mariposa, si a la mariposa la persigues, se irá volando lejos; pero si la dejas volar, hay probabilidad de que en cualquier momento se vuelva a parar en tu mano y si no lo hace, otra mariposa lo hará.- Dije con toda seriedad.
-Pero él era único, nunca voy a encontrar a nadie igual, doctor.- Me dijo ella desesperadamente, con lágrimas en esos bellos ojos verdes, casi arrancandose sus hermosos rizos extremadamente alborotados, realmente quería ayudarle. -En la vida nunca vas a encontrar a dos personas iguales entre sí, pero sí a otras más convenientes y adecuadas para tí, la gente cambia constantemente, la vida los obliga a cambiar, ¡Pero no te preocupes, a la larga o corta, cada cambio siempre es para bien, por más oscuro que parezca! Es por eso que nada ni nadie es ni te va a ser para siempre.- Le respondí.
Ella me miraba como pidiendome ayuda a gritos y al mismo tiempo maldiciéndome por lo que le acababa de decir. Pero también ese odio que sentía por mí era porque sabía que le estaba diciendo la verdad. -No quiero cambiar, quiero mi vida como era con él de vuelta, no es justo.- Me dijo llorando y rechazando los pañuelos que le ofrecía a falta de la posibilidad de abrazarla y decirle que yo estaba ahí.
Le dije que la vida nunca es justa, que sólo es vida y cambia, le dije que el lugar de la víctima siempre es muy cómoso y siempre se espera recibir todo de todos, pero no le es posible moverse por sí misma, le dije que el mundo está lleno de gente que la podría hacer feliz y que al mismo tiempo iba a estar triste después de cada despedida, también le dije que después de cada profunda tristeza, siempre hay una fuerte y radiante felicidad, ya que el cambio está realizado; pero no le dije que esa felicidad podía ser yo.
Ella me miró furiosa al ver que no le iba a decir cómo recuperar a su hombre y en vez de eso le dije que saliera a vivir y que cerrara su ciclo y que regresar con él iba a ser como leer un libro cuyo final ya conoce. -Lo siento, doctor, usted no me está diciendo nada nuevo, todos los terapeutas que he visto me han dicho lo mismo, creo que esto no sirve.- Me dijo Renata, desilusionada, le pregunté si ya había intentado hacer lo que tanto le habían repetido... Me dijo que no.
-Entonces ¿Cómo puede saber si lo que le hemos dicho tantas veces funciona, si usted no lo ha intentado siquiera? Aveces la gente pide consejos, porque sabe lo que tiene que hacer, pero prefiere que le sigan teniendo lástima y consiguiendo las cosas por el modo fácil. Yo ya no puedo ayudarle más, señorita F... Renata, le deseo mucha suerte y que pueda encontrar su camino.
Ella, arrepentida por la forma en que me habló y miró, me dijo: -Lo siento, doctor, yo sé que usted tiene razón, pero tengo mucho miedo de seguir, no estoy lista aún, tengo que retirarme, aquí está lo que le debo.-
-No me debe nada, la consulta fué gratis por ser la primera.- Respondí un poco desilusionado y la acompañé a la puerta, se despidió y me dió un abrazo que nunca debió de haberme dado, ahora estoy contando esto, ya que mi subconciente no me deja en paz en las noches. Pero eso no importa, un terapeuta nunca debe involucrarse sentimentalmente con una consultante.
(Este texto es un poco ficticio, cualquier parecido con la realidad, debe reflexionarse seriamente)
La vida está llena de cambios y caídas, pero también de oportunidades y cosas pequeñas que nos pueden cambiar el ánimo de golpe, cada caída es una oportunidad para levantarse, siempre que sientas tristeza, aprovecha las pequeñas cosas que pueden sacarte una sonrisa.
La única vez que no te podrás levantar, es la muerte, así que aprovecha cada oportunidad y recuerda que el simple hecho de vivir, es una razón para sonreir.
Con cariño, el Dr. Maxwell. ¡Nah! Con cariño, su amigo, Alex Peñaloza.
"Cada caída es una oportunidad para levantarse"
ResponderEliminarTienes toda la razon, de eso debe tratarse la vida de caerte y levantarte; de aprender a sonreir aunque la situacion no sea del todo favorable =)
palabras muy ciertas textos como esto siempre deberían de existir, gracias a ellos yo entre en razón, desde que abrí los ojos me arriesgo ala vida a disfrutarla vida, gracias a eso voy conociendo personas que me hacen valorar la vida mas y me dan fuerzas para seguir si no me hubiera arriesgado no los conocería en este momento =D
ResponderEliminarFELICIDADES me gusto mucho