El Multifacético.
¿Alguna vez has peleado con alguien y recibido el comentario “Gracias por enseñarme al verdadero Mengano que todos me decían que eres”? Yo sí, y me hace pensar mucho sobre el tema. Veámoslo de este modo: En el momento en el que conoces a una persona, tratas de mostrarle una parte buena de ti mismo, con el tiempo vas tomando más confianza y empiezas a ser más tú, y la otra persona se sorprende al ver en ti talentos que nunca se hubiera imaginado, pero también conocerá defectos que nunca se hubiera imaginado en ti. Es ahí cuando uno decide si es capaz de soportar esos momentos bipolares que tienes y esa soberbia que tal vez tengas, y tomarte tal y como eres o simplemente decirte “pensé que eras tierno” e irse.
Pero ¿Porqué llamarlo doble cara? ¿Porqué es algo malo mostrarte al verdadero yo? Es normal querer dar una buena impresión, pero es imposible, incluso absurdo, mantener esa impresión por siempre, porque tarde o temprano saldrá el señor defecto a recordarte que no eres todo ternura, los demás tendremos todo el derecho de decidir si queremos tomarte como eres o irnos, y quien se queda, no vale la pena más que el que se fue, ni viceversa, sino todo lo contrario, valen igual, porque todos somos iguales en virtud, pero tenemos diferentes virtudes.
Siempre es bueno mirarse a uno mismo y darse cuenta de su propia ignorancia y su propia necedad, y se logra solamente cuestionando y encontrando el hambre de más y más verdad.
Veamos la vida como una patineta: Cuando empiezas a subirte a la tabla, siempre quieres aprender a hacer más cosas, pero al principio te da miedo, aunque después te da un hambre de seguir siendo cada vez mejor y cada vez vas superándote a ti mismo, no lo haces para opacar a nadie, sólo porque te encanta la adrenalina de estar en el aire esperando tocar el piso con la tabla en los pies. Cuando caes de sentón después de intentar un truco, el sentimiento es una gran satisfacción porque en ese momento sabes que el dolor que sientes, significa que estás a menos de tres intentos de lograrlo, y cuando lo logras quieres lograr más. Cuando te lanzas de tu primera rampa, te vas de sentón contra el piso y ahí encuentras el amor a lo que haces en el golpe, después cuando menos te das cuenta ya estás en la cima de una mega rampa en los x-games, tú dime ¿Te sería suficiente? A mí no, sinceramente, creo que en el momento que piensas que ya nadie es capaz de superarte y ya no tienes nada que aprender de nadie, ese es el momento de renunciar y dedicarte a otra cosa.
¿En qué tiene que ver todo esto de la alegoría de la patineta con el ser dos caras? ¡En todo! La vida está llena de cambios, que sólo significan que estamos creciendo, encontrando al verdadero yo, porque solo se encuentra experimentando con tu propia persona. Pero no te confundas, que el verdadero yo, es como la verdad según Sócrates: Es provisional.
Siempre estamos en un constante cambio, y por eso también hay que tener cuidado con no perder nuestra esencia pretendiendo ser alguien que realmente no somos, porque el nombre que tenemos lo tenemos por algo, aunque sea el nombre de nuestro padre o madre, según la numerología, nuestro nombre es lo que nos forma la personalidad (en palabras muy simples).
Nunca temas ser tu mismo, nunca trates de ser alguien más para encajar, porque en ese lugar en el que tienes que cambiar para encajar, nunca vas a ser aceptado. Vale más la pena y te hace ver mejor, estar con quienes realmente te ven como eres y con todo y tus defectos, te toman y te dan un lugar en su corazón.
Nunca finjas ser otra persona, porque esa y no otra es la verdadera definición de “el multifacético”.
¿Alguna vez has peleado con alguien y recibido el comentario “Gracias por enseñarme al verdadero Mengano que todos me decían que eres”? Yo sí, y me hace pensar mucho sobre el tema. Veámoslo de este modo: En el momento en el que conoces a una persona, tratas de mostrarle una parte buena de ti mismo, con el tiempo vas tomando más confianza y empiezas a ser más tú, y la otra persona se sorprende al ver en ti talentos que nunca se hubiera imaginado, pero también conocerá defectos que nunca se hubiera imaginado en ti. Es ahí cuando uno decide si es capaz de soportar esos momentos bipolares que tienes y esa soberbia que tal vez tengas, y tomarte tal y como eres o simplemente decirte “pensé que eras tierno” e irse.
Pero ¿Porqué llamarlo doble cara? ¿Porqué es algo malo mostrarte al verdadero yo? Es normal querer dar una buena impresión, pero es imposible, incluso absurdo, mantener esa impresión por siempre, porque tarde o temprano saldrá el señor defecto a recordarte que no eres todo ternura, los demás tendremos todo el derecho de decidir si queremos tomarte como eres o irnos, y quien se queda, no vale la pena más que el que se fue, ni viceversa, sino todo lo contrario, valen igual, porque todos somos iguales en virtud, pero tenemos diferentes virtudes.
Siempre es bueno mirarse a uno mismo y darse cuenta de su propia ignorancia y su propia necedad, y se logra solamente cuestionando y encontrando el hambre de más y más verdad.
Veamos la vida como una patineta: Cuando empiezas a subirte a la tabla, siempre quieres aprender a hacer más cosas, pero al principio te da miedo, aunque después te da un hambre de seguir siendo cada vez mejor y cada vez vas superándote a ti mismo, no lo haces para opacar a nadie, sólo porque te encanta la adrenalina de estar en el aire esperando tocar el piso con la tabla en los pies. Cuando caes de sentón después de intentar un truco, el sentimiento es una gran satisfacción porque en ese momento sabes que el dolor que sientes, significa que estás a menos de tres intentos de lograrlo, y cuando lo logras quieres lograr más. Cuando te lanzas de tu primera rampa, te vas de sentón contra el piso y ahí encuentras el amor a lo que haces en el golpe, después cuando menos te das cuenta ya estás en la cima de una mega rampa en los x-games, tú dime ¿Te sería suficiente? A mí no, sinceramente, creo que en el momento que piensas que ya nadie es capaz de superarte y ya no tienes nada que aprender de nadie, ese es el momento de renunciar y dedicarte a otra cosa.
¿En qué tiene que ver todo esto de la alegoría de la patineta con el ser dos caras? ¡En todo! La vida está llena de cambios, que sólo significan que estamos creciendo, encontrando al verdadero yo, porque solo se encuentra experimentando con tu propia persona. Pero no te confundas, que el verdadero yo, es como la verdad según Sócrates: Es provisional.
Siempre estamos en un constante cambio, y por eso también hay que tener cuidado con no perder nuestra esencia pretendiendo ser alguien que realmente no somos, porque el nombre que tenemos lo tenemos por algo, aunque sea el nombre de nuestro padre o madre, según la numerología, nuestro nombre es lo que nos forma la personalidad (en palabras muy simples).
Nunca temas ser tu mismo, nunca trates de ser alguien más para encajar, porque en ese lugar en el que tienes que cambiar para encajar, nunca vas a ser aceptado. Vale más la pena y te hace ver mejor, estar con quienes realmente te ven como eres y con todo y tus defectos, te toman y te dan un lugar en su corazón.
Nunca finjas ser otra persona, porque esa y no otra es la verdadera definición de “el multifacético”.
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